Lo recordable se escribe en papel
No le dábamos ninguna importancia, pero hasta hace tiempo –cuando la mayoría de las invitaciones de bodas, fiestas de cumpleaños, diplomas o tarjetas de presentación se entregaban de mano en la puerta de nuestra casa o en un salón de eventos—, el olor, la textura y el brillo del papel opalina sobre el que estaban impresos convocaba una emoción particular, que nunca en el momento pudimos identificar. Era, quizá, la asociación inconsciente del material con su uso: había en esos contactos con el papel una sensación festiva que sólo ahora, pasados los años, podemos reconocer.
Tal vez este capricho de la memoria o fascinación por algo en lo que antes no reparábamos, tenga que ver con el reemplazo de estos objetos por sus versiones electrónicas en plena era digital. Aun así, de vez en vez, todavía se recibe una invitación impresa sobre papel brillante –banco y aterciopelado– y el destinatario recobra una emoción de otros años, intensificada por una que hemos aprendido a llamar nostalgia, aunque nos deje siempre la sensación de otra cosa.
Uno atesora en sus cajones o enmarca el diploma que le hayan entregado por cualquier mérito y se siente más honrado de asistir a un evento al que le han convocado por escrito y en papel.
Es por eso que muchas parejas y anfitriones de fiestas eligen no abandonar la costumbre de entregar invitaciones. Sucede también que algunos profesores encargan a sus estudiantes tareas impresas y se entregan por las tardes a calificar artesanalmente los deberes y exámenes. Algo parecido nos ocurre a veces, si por casualidad encontramos la tarjeta de un amigo y le llamamos, porque –especialmente a últimas fechas– el papel impreso da materialidad y subraya el valor de un compromiso.
Si bien, el daño al medio ambiente es una preocupación que no podemos ni debemos pasar por alto, actualmente la tecnología también se ha ocupado de ofrecer soluciones para que la relación entre algunas de nuestras costumbres queridas y el papel continúe por muchos años de una manera responsable con el entorno.
Esta es la razón por la que no será extraño escuchar sobre alternativas de papel ecológico elaboradas a partir de celulosa y otras materias primas reciclables. Ya sea en su acabado liso o similar a la tela, el papel opalina seguirá estando entre nuestros favoritos para el uso cotidiano y las fechas de celebración, dándonos esa emoción peculiar al recibir un sobre con nuestro nombre, aunque quizá para entonces ya hayamos cobrado consciencia del factor ambiental.
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